Casi dos meses después de la celebración de la Gran Final de Eurovisión 2024, la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del Festival de Eurovisión, se ha pronunciado por primera vez por los acontecimientos y polémicas surgidas en la edición acogida el pasado mes de mayo en Malmö. Sin ninguna duda, fue una edición que empezó marcada por las reclamaciones de retirada de Israel por parte de la mayoría de los fans del certamen, y que terminó con la expulsión de los Países Bajos a ocho horas de la Gran Final y con sus correspondientes abucheos a Martin Österdahl, supervisor ejecutivo del Festival de Eurovisión.
Desde la Gran Final de Eurovisión 2024, poco más se ha sabido del paradero profesional de «MÖ». No ofreció ninguna declaración en la nota de prensa de la UER en la que se publicaban las audiencias de Eurovisión 2024, ni tampoco asistió de forma presencial a la primera reunión del Grupo de Referencia de la UER de Eurovisión Junior en Madrid, donde se va a celebrar la vigésimo segunda edición del certamen infantil en noviembre. Quienes sí se han pronunciado sobre los acontecimientos y polémicas de Eurovisión 2024 han sido algunos jefes de delegaciones. Desde la delegación noruega, su jefe de delegación, Stig Karlssen, declaró al portal ‘Wiwibloggs’ los días siguientes a la Gran Final de Eurovisión 2024 que la UER debería asumir su responsabilidad y reconocer «el problema central», que ha derivado en una pérdida de reputación del certamen. Asimismo, la delegación expulsada de Eurovisión 2024, los Países Bajos, se encuentra sin jefe de delegación, puesto que su hasta ahora encargado, Twan van den Nieiwrnhuijzen, compartió en sus redes sociales su renuncia para dedicarse a otro puesto en la televisión neerlandesa.
Ante las quejas presentadas por las delegaciones, la UER encargó una discreta investigación liderada por la danesa Pernille Gaardbo, que ya fue nombrada productora ejecutiva del Festival de Eurovisión en 2014. De hecho, el portal ‘Variety’ ha accedido en exclusiva a los resultados del informe donde se recomienda el surgimiento de un nuevo cargo, el director del Festival de Eurovisión, que dependería del director general adjunto de la UER y director de Medios de la UER, Jean Philip de Tender, y que también tiene encomendada la función de inspeccionar las labores de Martin Österdahl, que se verían considerablemente reducidas a partir de la edición de 2025.
Este informe, según un comunicado emitido por la propia UER, contempla tres áreas temáticas de mejora: gobernanza y participación de la UER, seguridad y gestión de crisis, y la participación de las audiencia, aficionados y medios de comunicación. La primera de ellas, la gobernanza y participación de la UER, pretende aclarar la responsabilidad de los órganos rectores de la UER con relación a la lista aceptada de participantes. Por un lado, se pretende simplificar el proceso de toma de decisiones, dado que en la expulsión de Joost Klein hubo discrepancias entre la Junta Ejecutiva de la UER, que apoyó la decisión por unanimidad, y el Grupo de Referencia, en la que simplemente fue “respaldada” la decisión. Por otro lado, se intentará que todas las delegaciones sean escuchadas con respecto a los países participantes de Eurovisión.
La segunda área temática hace referencia a la seguridad y la gestión de crisis, que, por un lado, pretenderá la comprensión de las reglas a las partes interesadas, es decir, que se pretenderá en principio evitar tanto los incidentes por parte de miembros de la delegación israelí como el suceso que motivó la expulsión de Joost Klein. Dentro de este apartado de seguridad, se pone un especial énfasis en la seguridad y, sobre todo, en la ciberseguridad. En los últimos años, la UER está dando más importancia al entorno digital, no solo a través de los patrocinios a través de TikTok, sino también con la implementación del voto online, tanto en los países participantes como en el resto del mundo.
La tercera y última área temática se circunscribe a la participación de la audiencia, aficionados y medios de comunicación, dentro de un mismo grupo. Este iniciativa tiene el objetivo de aumentar la colaboración con los grupos de fans, las personas influyentes y los medios de comunicación para construir una participación basada en los valores del Festival de Eurovisión. Según la propia UER, los valores del Festival de Eurovisión son la universalidad, la inclusión y la celebración de la música con diversidad. Sin embargo, esta última arista de los resultados de la investigación, también pretende atraer audiencia de todas las edades. La reducción del número de participantes ha traído consigo la reducción de las audiencias: la última vez que se celebró Eurovisión en Suecia, en el año 2016, el certamen era seguido por más de 200 millones de personas; en la edición de Malmö 2024, el Festival de Eurovisión ha sido seguido por 163 millones de espectadores.
Además de esto, la UER proporcionará una nueva figura que se encargará de hacer saber a las delegaciones y artistas participantes de las reglas del Festival de Eurovisión. Sin embargo, todavía quedan pendientes muchos detalles por hacerse públicos sobre los nuevos cargos que se encargarán de renovar la estructura de Eurovisión a partir de la edición de 2025. Precisamente, a partir del 4 de julio, está convocada la Asamblea General de la UER en Chipre para debatir sobre el rumbo que debe tener la organización de televisiones con servicio público. Entre otras cosas, se debatirá cuestiones sobre la membresía de las televisiones y cuestiones financieras. Sin embargo, todo apunta que no será hasta el 5 de julio, en sesiones especiales, cuando se tratará el asunto de Eurovisión en profundidad.