Aunque esta web no fue considerada digna de acreditación como medio para la PrePartyES, mi pasión por Eurovisión y mi ciudad, Madrid, me obligan a seguir la tradición de comentar la novena edición de la PrePartyES, el concierto organizado anualmente por E-S. Una vez más, Madrid se convertía en el epicentro de Eurovisión por unos días, siendo la última parada de muchos artistas que en pocas semanas pondrán rumbo a Basilea.

En esta novena edición, ha sido palpable la decadencia de la organización. Su creciente falta de credibilidad y las excesivas y personalizadas restricciones para determinados medios de comunicación y creadores de contenido han convertido a este concierto en una cita insulsa y prescindible si no hubiera sido por los artistas de Eurovisión 2025, los grandes salvadores de la PrePartyES.

A pesar de los logros conseguidos en anteriores ediciones, la organización ha optado por seguir la corriente de la exclusividad que ellos mismos criticaban hasta el punto de prohibir expresamente la grabación de las actuaciones, ridícula norma que se inventaron en el último momento y que afortunadamente (casi) nadie respetó. El eslogan quería que «nos conectáramos», salvo si tienes redes sociales y la organización pierde la exclusividad y, por tanto, la monetización del contenido.

Se volvieron a cometer errores imperdonables nueve ediciones después. De nuevo, una familia italiana se quedó sin acceder al recinto por la clara falta de claridad por parte de la organización. Toda coincidencia entre las condiciones de venta y la realidad era pura casualidad, puesto que esta familia confió en la recomendación de que cualquier persona entre 0 y 99 años podía entrar al recinto a la hora de comprar las entradas y poder ver de cerca a los artistas. Se llevaron una decepción al no poder prevalidar las entradas. Afortunadamente, el chico italiano pudo conocer a todos los artistas invitados.

Otro de los incidentes destacables, en este caso por parte de la sala, eximo a la organización de este hecho, fue su mal trato hacia los que hacíamos cola para las entradas fan mientras granizaba. Ante esta situación, intentamos refugiarnos bajo las puertas techadas, a lo que respondió de muy malas maneras y con una humanidad que brillaba por su ausencia que dicho refugio era una puerta de emergencia que debíamos abandonar. Desconozco si una puerta de acceso a una sala puede ser a su vez una salida de emergencia, aunque no deja de ser curiosa esta ambigüedad.

Repito, fueron los artistas los grandes salvadores de esta caótica y restrictiva PreParty. Si no hubiera sido por ellos, estaríamos claramente ante la peor PreParty a la que he asistido. Y llevo asistiendo ininterrumpidamente desde 2022. No sé si acudiré el próximo año a esta PreParty, porque todo apunta a que la restricciones no se frenarán y que ahora sí va a haber más restricciones en las condiciones de venta que derechos que te otorga la entrada.

Las mejores actuaciones

Los artistas favoritos siempre despiertan un gran entusiasmo entre el público. Es el caso de KAJ o Miriana Conte. De hecho, un gran punto de este concierto es que Miriana «utilizó» a los KAJ como bailarines de su actuación haciendo una actuación inolvidable, a pesar de que la maltesa tuviera que cantar en playback por no encontrarse vocalmente bien.

Sin embargo, y a título personal, hubo una actuación que me llamó mucho la atención. Es una propuesta que tiene una buena canción, aunque tampoco está despertando un gran interés por parte de los fans. De hecho, en la app ‘My Eurovision Scoreboard’ es una de las últimas canciones. A mí me dejó sorprendido y con muchas expectativas para Basilea.

PARG se comió el escenario de La Riviera. Hizo una actuación increíble a nivel vocal y resaltando, sobre todo, la iluminación. Es un claro clasificado a pesar de que los eurofáns todavía se encuentren apenados por el no regreso de Athena Manoukian. A pesar de ser uno de estos, me ha ido convenciendo su propuesta y sé que brillará en Basilea.

Los artistas más cercanos

A pesar de que los artistas van a toda prisa por los ensayos y a hacer turismo por Madrid, se puede comprobar rápidamente qué cercanos se muestran los artistas con sus fans. Nunca se me olvidará lo cercana que resultó Teya en 2023, y ahora se encuentra detrás de una de las candidaturas más potentes de este Eurovisión 2025 y firme candidata a la victoria en Basilea.

También recuerdo malas experiencias con fans como Ronela en 2022, que prácticamente no se fotografió con ningún fan y era tan altiva que al final ni clasificó para la Gran Final de Eurovisión. A lo Barbara Dex, el Premio Ronela a los artistas más altivos está muy disputado, por lo que mencionaré a dos artistas. Este premio lo encarna este año sin duda los lituanos Katarsis, que parecían creerse superiores a todos, y el nada polémico Tommy Cash, que literalmente no se paraba ni para hacerse una foto.

Nada comparable con actitudes de otros compañeros, que siempre te respondían con una sonrisa ante la petición de tomar una fotografía con sus fans. Estoy hablando de Marko Bosnjak, que demostró una ternura extraordinaria con toda la gente que le paraba y le pedía una foto, así como Klemen Slakonja, que personalmente es con la persona que me llevo de esta PreParty.

Por Gonzalo Ramírez Montalbán

Periodista y estudiante del Máster de Unión Europea y el Mediterráneo. Amante del Festival de Eurovisión y seguidor de la historia contemporánea.

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